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Medicamentos esencialesJonatan RapaportSustancias terapéuticas que sirven para satisfacer las necesidades de atención de salud de la mayoría de la población. Se trata de medicamentos genéricos con una comprobada eficacia, un aceptable rango de seguridad y un coste económico asequible. El concepto de los medicamentos esenciales surgió a partir de experiencias de países que desde la década de los 60 comenzaron a establecer programas tendentes a acercar los medicamentos a las poblaciones menos favorecidas. Inspirada en estas experiencias, la oms[Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,ver ACNUR, Departamento para la Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea, ver ECHO, Comercio justo, Comida o dinero por trabajo,Proyectos/Programas de, ECHO (Departamento para la Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea), INSTRAW (Instituto Internacionalde Investigaciones y Capacitaciónde las Naciones Unidas parala Promoción de la Mujer), Medios de comunicación, OMC (Organización Mundial de Comercio), OMS (Organización Mundialde la Salud), Comité de Ayuda al Desarrollo,ver CAD, Educación sanitaria y promociónde la salud, Emergencia compleja, Economía moral , ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo)], Organización Mundial de la Salud, elaboró y publicó en 1977 la primera Lista Modelo de Medicamentos Esenciales que incluía alrededor de 250 medicamentos, haciendo hincapié en que gran parte de los problemas de salud podrían ser superados o curados utilizando un número de drogas relativamente reducido, con demostrado valor terapéutico y seguras de usar. La lista ha sido revisada periódicamente y en la actualidad comprende alrededor de 300 productos eficaces y de uso seguro para tratar las enfermedades que afectan a la vasta mayoría de la población mundial. Su objetivo es servir de modelo a partir del cual los diferentes países elaborarían listas adaptadas de medicamentos esenciales, teniendo en cuenta las necesidades sanitarias y la estructura y el grado de desarrollo de los servicios de salud del país (OMS, 1998:1). Para reforzar la puesta en marcha de este programa, en 1981 la OMS lanzó un plan de acción que provee asesoramiento y soporte operacional para los países que desarrollan políticas nacionales de medicamentos. El concepto de medicamentos esenciales ha ido influyendo fuertemente en los sistemas de salud, aportando fundamentos de racionalidad, no sólo desde el punto de vista sanitario, permitiendo identificar las necesidades específicas de medicamentos en los diversos niveles del sistema de salud, sino también en el terreno económico, reduciendo el impacto del gasto en medicamentos. El concepto de “medicamento esencial” es “un concepto flexible y adaptable a muchas situaciones diferentes; la determinación exacta de lo que se considera esencial es responsabilidad de cada país” (OMS, 1998:14). Los medicamentos incluidos en la lista nacional deben estar disponibles, en todo momento y en las formas farmacéuticas apropiadas, en los establecimientos de salud del sector público. Es de particular importancia que los medicamentos se distribuyan y almacenen correctamente. Por ejemplo, hay que mantener la cadena de frío (ver vacunación) para los productos que exijan esa clase de conservación, como la insulina y las vacunas. En el ámbito de los centros de salud, son alrededor de 30 a 40 medicamentos orientados a la atención primaria de la salud con los que se puede tratar las patologías más frecuentes. En un hospital de distrito (ver sistemas de salud) no se precisan más de 120 medicamentos (Banco Mundial, 1993:149). Si se adquieren en debida forma, estos medicamentos suelen ser relativamente económicos y para casi todos ellos hay diversos proveedores en los mercados internacionales. Agencias como la International Dispensary Association (IDA), una entidad sin fines de lucro que suministra medicamentos a países en desarrollo, pueden ayudar con la selección y la compra de productos de buena calidad y a precio justo. En la lista modelo de la OMS cada medicamento figura por su denominación genérica única, mundialmente reconocida, y no por la marca, facilitando de esta manera el etiquetado y la comunicación y evitando la confusión que origina la gran cantidad de nombres que existen en el mercado para el mismo principio activo. Además, la promoción de medicamentos genéricos desanima combinaciones de dos o más principios activos en un preparado –una presentación comercial usada con frecuencia para incrementar el precio–. Gracias a las campañas y al trabajo de promoción y divulgación llevados a cabo a lo largo de varios años, y aún en marcha, por organismos bilaterales, multilaterales y ONG de todo el mundo, a finales de 1999 aproximadamente 80 países disponían de una política nacional de drogas esenciales, al tiempo que 50 han desarrollado o actualizado su lista en los últimos cinco años de la década de los 90 (WHO, 1999a). Sin embargo, en la actualidad más de la tercera parte de la población mundial cuenta aún con un sector público sanitario con graves limitaciones de recursos, que dan lugar a la falta de medicamentos tanto en el nivel primario como en el secundario de la atención sanitaria. Muchos gobiernos no cuentan con los recursos suficientes para financiar, regular y mantener los servicios farmacéuticos de manera continua. El impacto económico del gasto en productos farmacéuticos es especialmente importante en los países en vías de desarrollo. Mientras que en los países desarrollados representa menos de la quinta parte del gasto público y privado en salud, en países en vías de desarrollo absorbe entre el 25% y el 66% del gasto total en salud. En muchos de estos países, los fármacos constituyen el gasto público más importante después del gasto en personal, así como el mayor gasto familiar en salud (WHO, 1999b). La carga económica del gasto en salud, incluyendo la compra de medicamentos, es una importante causa del empobrecimiento de las economías familiares en los países en vías de desarrollo. El sector privado obtiene cada vez mayores beneficios del mercado farmacéutico, pese a que raras veces su actividad está integrada en políticas nacionales de medicamentos. Algunas compañías privadas continúan produciendo y promocionando medicamentos no esenciales, drenando los presupuestos nacionales con cantidades innecesarias de medicamentos no deseados y erosionando los ingresos de las familias. La prescripción insensata y uso irracional de los medicamentos son ampliamente frecuentes tanto en los sectores privados como en los públicos, y la automedicación es común donde la venta de medicamentos no tiene restricción alguna. Por ejemplo, se estima que el 75% de las prescripciones de antibióticos en los países en vías de desarrollo, incluso en los hospitales escuela, es inapropiado y que, a nivel mundial, solo el 50% de los pacientes toman sus medicinas de manera correcta (WHO, 1999b). Es importante que las ONG que trabajan en el sector de la salud adopten el enfoque de medicamentos esenciales, utilizando en sus programas sanitarios las listas de medicamentos esenciales del país en que trabajan o, en su defecto, la lista modelo de la OMS. Por otra parte, existe un gran número de ONG que están involucradas en campañas de presión a favor del acceso a los medicamentos esenciales. Donaciones de medicamentos Las donaciones de medicamentos, frecuentemente recogidos y enviados por organizaciones humanitarias, son a veces necesarias para aliviar situaciones de escasez en los países del tercer mundo o en situaciones de desastre. Sin embargo, hay que tener presente que con frecuencia tales medicamentos pueden ser no sólo inapropiados, sino que además pueden tener efectos nocivos y representar una fuente de problemas para los receptores: socavan las políticas nacionales de medicamentos, desvían los esfuerzos del personal de socorro, que se ve obligado a clasificar y seleccionar medicamentos de diferentes marcas y con etiquetas en diferentes idiomas, y que en gran parte no responden a las necesidades médicas reales. Los donativos espontáneos a menudo contienen medicamentos dañados, caducados o a punto de caducar. Además del peligro que supone el uso accidental de éstos, su eliminación adecuada suele agregar dificultades a las operaciones de la ayuda de emergencia. Por ejemplo, se considera que entre el 50% y el 60% de las aproximadamente 30.000 toneladas de medicamentos y suministros médicos enviados a Bosnia y Herzegovina entre 1992 y mediados de 1996 fueron considerados inapropiados, al tiempo que para el final de ese período unas 17.000 toneladas de drogas inutilizables estaban apiladas en depósitos y clínicas de todo el país (WHO, 1999c:3). Por estos motivos, un grupo interinstitucional formado por la oms[Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,ver ACNUR, Departamento para la Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea, ver ECHO, Comercio justo, Comida o dinero por trabajo,Proyectos/Programas de, ECHO (Departamento para la Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea), INSTRAW (Instituto Internacionalde Investigaciones y Capacitaciónde las Naciones Unidas parala Promoción de la Mujer), Medios de comunicación, OMC (Organización Mundial de Comercio), OMS (Organización Mundialde la Salud), Comité de Ayuda al Desarrollo,ver CAD, Educación sanitaria y promociónde la salud, Emergencia compleja, Economía moral , ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo)], el acnur, unicef, médicos sin fronteras, la Federación Internacional de la cruz roja y de la Media Luna Roja y otras ONG, han elaborado un documento conjunto que contiene directrices para las donaciones de medicamentos. Estas directrices se basan en cuatro principios básicos: a) los donativos deben estar basados en las necesidades expresadas por el receptor, aportándole el máximo beneficio posible y evitando así la donación de medicamentos no solicitados; b) los donativos deben hacerse bajo completo respeto de la voluntad y la autoridad del receptor, apoyando las políticas sanitarias existentes y las vías administrativas adecuadas; c) no debe haber un doble estándar para la calidad de los medicamentos y sólo se donarán aquellos cuya calidad es aceptable en el país de origen; c) por último, debe existir una comunicación efectiva entre el donante y el receptor (WHO, 1999d:6). Botiquín de emergencia En las situaciones de emergencia es particularmente útil contar con una lista de medicamentos adaptada y reducida. El botiquín de emergencia es una lista de medicamentos esenciales y de materiales médicos diseñado para proveer atención médica básica a una población de 10.000 personas durante tres meses (MSF, 1999:292). Este botiquín, preparado y actualizado por el grupo interinstitucional antes mencionado, tiene como objetivo promover la normatización de los medicamentos, suministros médicos y tratamientos a utilizar en caso de una emergencia, permitiendo así una respuesta más rápida y más adecuada a las necesidades sanitarias urgentes. La composición del botiquín de emergencia se basa en datos epidemiológicos, perfiles de población, características de las enfermedades y ciertos supuestos derivados de la experiencia pasada adquirida en otras situaciones de urgencia por las organizaciones participantes. El botiquín de emergencia completo contiene dos juegos separados de medicamentos y material médico: la unidad de base y la unidad suplementaria. La primera parte, la unidad de base, consiste en 10 paquetes idénticos de medicamentos básicos y material médico para ser utilizados por los agentes de salud comunitarios localizados en áreas remotas. Cada paquete pesa aproximadamente 45 kg y está ideado para servir a 1.000 personas durante aproximadamente tres meses. La segunda parte, la unidad suplementaria, que pesa alrededor de 410 kg, y contiene medicamentos y material médico para atender una población de 10.000 personas durante un período similar. Únicamente puede ser utilizado por médicos u otro personal de salud competente. La unidad suplementaria no contiene medicamentos ni material de la unidad de base, por lo que las dos unidades deben ser utilizadas de manera complementaria. Para facilitar su identificación, cada paquete debe estar señalado con una etiqueta verde (color internacional para los productos médicos) y los paquetes de la unidad de base deben tener una etiqueta impresa bien visible con la palabra “BASIC”. El botiquín de emergencia no incluye vacunas ni medicamentos para tratar enfermedades infecciosas como la tuberculosis o la lepra. Por lo general, las campañas de vacunación se ponen en marcha después de ser convenidas con las autoridades locales y cuentan con material específico (las vacunas son suministradas generalmente por el UNICEF o la OMS) que necesita cuidados especiales (cadena de frío). Por su parte, los programas específicos dirigidos a combatir enfermedades infecciosas como la tuberculosis o la lepra en poblaciones desplazadas, además de tener que ser discutidas con las autoridades, deben contar con garantía de continuidad y de sostenibilidad (se aplican sólo cuando la fase de emergencia ha terminado, se cuentan con suministros adecuados de agua, alimentos y servicios de eliminación de excretas, existen servicios de atención médica básica y se estima la permanencia de los desplazados en el mismo lugar de al menos 6 meses) (MSF, 1999:297). Un objetivo adicional es el de contribuir a la preparación ante desastres, ya que la normatización permite tener algunos botiquines preparados y almacenados por varios proveedores farmacéuticos importantes, listos para ser enviados de manera urgente al lugar de la catástrofe en un plazo de 24 horas. Sin embargo, se recomienda que el material esté almacenado y disponible a nivel regional, a fin de reducir el coste del envío. El organismo responsable del pedido debe asegurarse de que el fabricante cumpla con las normas recomendadas de calidad, de embalaje y de etiquetado de los medicamentos y que todos los productos respondan a las especificaciones de las Naciones Unidas para medicamentos, suministros y material médico (MSF, 1999:297). J. R. Bibliografía
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