http://dicc.hegoa.efaber.net
Migración forzosaIrantzu MendiaMovimiento de población fuera de su lugar de origen o de residencia habitual, de carácter temporal o permanente y por lo general a gran escala, que tiene un carácter involuntario, es decir, es motivado por la presión –o la amenaza– de factores externos actuando aisladamente o en conjunción. La migración forzosa ante desastres activados por calamidades naturales o por los conflictos ha sido históricamente una de las estrategias de afrontamiento adoptadas por las personas como forma de supervivencia. Sin embargo, en parte por la aparente evidencia de la causa que subyace en el término “migración forzosa”, y en parte por la percepción hasta hoy generalizada de su carácter esporádico, tanto su definición como la profundización en su naturaleza han recibido una atención menor que la migración voluntaria dentro del mundo académico. En las últimas décadas, y de forma paralela al aumento espectacular de los desplazamientos involuntarios de población por conflictos armados y/o catástrofes naturales, el estudio de la migración forzosa ha pasado a ocupar un papel cada vez más relevante en la literatura sobre la problemática de los refugiados (ver refugiados: problemática y asistencia). Esta creciente importancia tiene su reflejo más actual en la ampliación de las ofertas académicas, conferencias y publicaciones especializadas centradas específicamente en los movimientos involuntarios de población. Tradicionalmente, el concepto de migración forzosa se ha definido por oposición al de migración voluntaria. Mientras que ésta se refiere a aquel movimiento de población en el que las personas gozan de una determinada capacidad de elección ante la posibilidad de su desplazamiento, la migración forzosa conlleva un elemento de coacción externa e inevitable que determina la decisión de las personas. A pesar de esta clara distinción entre la migración voluntaria y la forzosa, la diferencia entre ambas puede quedar en algunos casos diluida por la complejidad de las situaciones que provocan los movimientos migratorios. En este sentido, mucha de la movilidad de población que es convencionalmente considerada como voluntaria, como es el caso de los denominados emigrantes económicos, ocurre en situaciones en las que las personas desplazadas de sus lugares de origen o de residencia habitual tienen en realidad poca o ninguna capacidad de elección. Teniendo en cuenta esta posible superposición entre la migración voluntaria y la forzosa, se puede establecer como distinción fundamental el grado en el que un movimiento de población es forzado. En base a este criterio, algunos autores distinguen entre la migración libre, en la que la voluntad individual es el elemento decisivo en el inicio del movimiento; la migración obligada, donde las personas retienen algún poder para decidir sobre su marcha; y, por último, la migración forzosa, en la que las personas no tienen ningún poder de decisión (Hugo y Bun Kwok, 1990:20). El elemento definitorio de la migración involuntaria, por lo tanto, puede asociarse a la coerción implícita en el desplazamiento, ejercida por una fuerza –o amenaza de la misma– externa a las personas, y sobre la cual éstas no tienen la influencia suficiente, en caso de tenerla, como para evitar su huida. Por otro lado, los movimientos de población forzosos son también heterogéneos en su naturaleza, causas e impacto. Gran parte de la variedad en los tipos de migración forzosa tiene que ver con la definición del término refugiado, ya que es común la identificación de las migraciones forzosas con los flujos de población refugiada (ver refugiado: definición y protección). Sin embargo, atendiendo a la definición estricta de refugiado tal y como se recoge en la legislación internacional, dentro de esta categoría únicamente entraría una parte de los movimientos considerados actualmente como forzosos. En concreto, serían incluidas en ella exclusivamente aquellas personas que, según la Convención de Ginebra de 1951 y sucesivas ampliaciones regionales (Convención de la OUA de 1969 y Declaración de Cartagena de 1984), han obtenido o son susceptibles de obtener el estatus legal de refugiados. Se trata de personas cuyo desplazamiento involuntario se inicia por causa o temor a alguna forma de conflicto impuesto externamente y que amenaza de forma inmediata su vida, situación en la que sus gobiernos de origen son incapaces o negligentes a la hora de garantizar su protección. La definición del término “refugiado” tiene una importancia crucial en el contexto de las migraciones forzosas, puesto que aquellos individuos o grupos de población que no entran dentro de la misma carecen de la protección legal y de la asistencia que la comunidad internacional ofrece a los refugiados. Sin embargo, en la práctica, organismos internacionales como el acnur han extendido gradualmente su mandato para proteger y asistir en determinados casos a poblaciones de desplazados internos que, aunque no son calificados como refugiados por no haber traspasado ninguna frontera internacional, huyen de sus casas por motivos muy similares. Con el tiempo, han surgido definiciones menos restrictivas que la ofrecida por Naciones Unidas, que tratan de incluir dentro de la categoría de refugiados no sólo a los desplazados internos, sino también a otros grupos de personas igualmente forzadas a desplazarse, si bien por motivos diferentes. Precisamente, el énfasis de estas recientes interpretaciones se coloca en la naturaleza de la coerción externa, para reconocer como movimientos migratorios de refugiados no sólo los generados por agentes humanos, sino también los derivados de catástrofes naturales (Kavanagh y Lonegan, 1992:8). A pesar de que la población desplazada por motivos medioambientales no es reconocida en la legislación internacional como refugiada, se acepta generalmente que este grupo conforma otra de las categorías dentro de las migraciones forzadas. El desplazamiento involuntario de estas personas puede ser provocado tanto por catástrofes naturales de carácter repentino y violento, como inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas, etc, como también por la violencia más silenciosa y lenta que ejercen sobre las personas las sequías, la deforestación, la desertización y/o las hambrunas. Éstas son, en realidad, las causas más inmediatas y visibles del desplazamiento, aunque a ellas subyacen multitud de factores arraigados en las estructuras políticas, sociales y económicas que generan la vulnerabilidad, o caldo de cultivo que propicia el desastre. Por último, otro de los movimientos de población identificados bajo el término “migración forzosa” es el de los desplazados por proyectos gubernamentales de desarrollo a gran escala, tales como presas hidroeléctricas, infraestructuras para el transporte urbano, planes de irrigación, programas de sedentarización, etc. (McDowell, 1995). Se trata de iniciativas que dan lugar al desplazamiento y reasentamiento a veces de un gran número de personas, en ocasiones comunidades enteras, que suelen contener un determinado grado de coerción directa o indirecta sobre los afectados. I. M. Bibliografía
Ver Otros
Bloques temáticos |