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OMS (Organización Mundialde la Salud)Cristina Maoño y Jonatan RapaportAgencia especializada de las Naciones Unidas, fundada en 1946, que tiene como objetivo principal hacer que “todas las personas puedan alcanzar el nivel más alto posible de salud” (WHO, 1946:3). Con sede en Ginebra y constituida por 191 Estados miembros y dos miembros asociados (observadores), la OMS guía los esfuerzos mundiales en el campo de la salud y tiene como funciones principales (WHO, 1999b): a) Actuar como autoridad directiva y coordinadora del trabajo sanitario internacional. b) Fortalecer los sistemas de salud nacionales a través de la cooperación técnica. c) Apoyar programas para controlar y erradicar las enfermedades. d) Coordinar, financiar y llevar a cabo investigaciones en temas de salud pública. e) Mejorar los niveles de enseñanza y formación en las profesiones sanitarias. f) Fijar normativas y regular diferentes temas en salud internacional, productos biológicos y farmacéuticos y estandarizar los procedimientos de diagnóstico y tratamiento de las diferentes enfermedades. g) Promover, en cooperación con otras agencias especializadas, mejoras en la nutrición, refugio, saneamiento, condiciones de trabajo y otros aspectos de la higiene medioambiental. h) Promover actividades en el campo de la salud mental, en especial aquellas que afectan a la armonía de las relaciones humanas. i) En situaciones de emergencia, suministrar asistencia técnica en función de pedidos o aceptación de los gobiernos correspondientes. Gran parte de su trabajo está enfocado hacia los problemas sanitarios en el tercer mundo, donde son prevalentes las enfermedades tropicales y perduran aquellas enfermedades ya erradicadas en la mayor parte del mundo desarrollado. Los inicios de la OMS se remontan al siglo XIX. En 1851 se celebró en París la 1ª Conferencia Sanitaria Internacional con el objetivo de preparar una Convención Sanitaria Internacional. No fue hasta 1892 cuando los países europeos consiguieron ponerse de acuerdo y adoptaron dicha Convención Sanitaria Internacional, que en un principio contenía medidas para la prevención del cólera y que posteriormente fue ampliada para incluir medidas preventivas contra la peste. No obstante, se considera que la antecesora más directa de la OMS fue la Organización de Higiene integrada en 1919 en el marco de la Sociedad de Naciones. La misión de la Organización de Higiene no fue solamente la adopción de medidas de carácter internacional, para la prevención y control del cólera y de la peste, sino de todas las enfermedades que, por su modo de transmisión y prevalencia, planteaban problemas a los que un país no podía hacer frente por separado. Al final de la II Guerra Mundial, gran parte de la población aún vivía en condiciones de pobreza y sufría malnutrición crónica, enfermedades transmisibles, infecciones parasitarias, etc. Los servicios de salud estaban a menudo muy desorganizados y gran parte de la población no tenía acceso a ellos. Se reconoció entonces la necesidad de un nuevo órgano mundial capaz de reunir recursos, concretar metas de salud internacional y brindar un foro para el intercambio de información sanitaria. El resultado fue la creación por las Naciones Unidas de su primer órgano especializado: la Organización Mundial de la Salud. La constitución de la OMS, aprobada en 1946 y en vigor desde 1948, estableció un estrecho vínculo entre la salud, definida a la vez de modo afirmativo (“estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones y enfermedades”) y los derechos humanos, al afirmar que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política, condición económica o social” (WHO, 1946:2). Durante sus dos primeros decenios, la OMS se concentró en el lanzamiento de campañas masivas de lucha contra enfermedades como la lepra, el paludismo, la sífilis, la tuberculosis y el pian. Entre 1950 y 1965, por ejemplo, 46 millones de personas en 49 países fueron tratadas con penicilina contra el pian, una enfermedad tropical que, gracias a ello, dejó de ser un importante problema de salud pública en la mayor parte del mundo en desarrollo. Asimismo, en 1955 el número de casos de paludismo en el mundo se había reducido al menos en un tercio, si bien en 1970 se llegó a la conclusión de que la erradicación de esta enfermedad era impracticable (WHO, 1995:87). No obstante, después de una campaña que había comenzado en 1966, en 1980 se declaró oficialmente la erradicación de la viruela, que hasta entonces era responsable de dos millones de muertes por año. Estas campañas dieron origen posteriormente al Programa Ampliado de Inmunización (ver vacunación). En 1979 la Asamblea Mundial de la Salud, órgano plenario de la OMS, aprobó unánimemente la Declaración de Alma-Atá, en la que se señalaba que la atención primaria de salud sería la clave para alcanzar la meta de “Salud para todos en el año 2000”. Como consecuencia, se establecieron diversas metas mundiales de salud, que han constituido desde entonces la referencia para cualquier evaluación de la labor realizada. Desde su creación, la OMS realiza su trabajo a través de un conjunto de resoluciones que guían su política sanitaria internacional. Todos los Estados miembros de la OMS, una vez adoptada una resolución en la Asamblea Mundial de la Salud, se comprometen a respetarla o cumplirla, adaptando y desarrollando consecuentemente sus normativas sanitarias nacionales. En este sentido, el trabajo de la OMS puede entenderse como el establecimiento de una normativa especializada en salud pública internacional, gestionada a través de los siguientes órganos (Santamaría, 1998:63-64): a) La Asamblea Mundial de la Salud, compuesta por delegados de los Estados miembros (EM), en general representantes de los ministerios de salud correspondientes. Es el órgano de decisión en cuanto a la política sanitaria mundial. Esta asamblea, que se reúne una vez al año, tiene la autoridad para adoptar reglamentos referentes a los requerimientos y acciones necesarios para prevenir la propagación internacional de enfermedades; nomenclatura de enfermedades, causas de muerte, y práctica de la salud pública; normativa sobre procedimientos de diagnóstico de uso internacional; normativa sobre bioseguridad y la propaganda y rotulación de productos biológicos, farmacéuticos y similares de comercio internacional. La asamblea asigna también al Director General, cuyo mandato tiene cinco años de duración. b) El Consejo Ejecutivo, integrado por 32 personas designadas por los Estados miembros. Se reúne cada seis meses, y ejecuta las decisiones y las políticas de la Asamblea, actuando como órgano ejecutivo de ésta. Asimismo, asesora y guía el trabajo preparatorio de la Asamblea además de tomar medidas de emergencia frente a casos que requieren acción inmediata. c) La Secretaría, compuesta por el Director General y el personal de la Organización (aproximadamente 3.800 personas en todo el mundo) (WHO, 1999b). Esta Secretaría consta de más de 150 oficinas de país, 6 oficinas regionales y la sede central. Esta organización se caracteriza por su estructura descentralizada, ya que se compone de seis regiones dotadas cada una de ellas de un comité regional (Estados miembros y asociados) y una oficina regional (órgano administrativo). Se han creado seis organizaciones regionales: África, América, Sudeste de Asia, Europa, Mediterráneo oriental y Pacífico occidental. La OMS funciona a través de Programas Generales de Trabajo, que abarcan períodos de seis años. Estos programas establecen principios y políticas para el funcionamiento de la Organización y brindan asimismo un marco para la elaboración de planes de trabajo detallados y de presupuestos. Actualmente está vigente el noveno Programa General de Trabajo (1996-2001), y está en preparación el décimo, denominado Política de “Salud para todos en el siglo XXI”. Este noveno programa se centra en diferentes puntos como la integración del desarrollo de la salud en las políticas públicas, la reducción de las desigualdades en lo relacionado a la salud y en el acceso equitativo a los servicios de salud, la erradicación o eliminación de determinadas enfermedades infecciosas, la lucha contra las enfermedades crónicas y el fomento de comportamientos sanos y de un entorno salubre. La OMS mantiene relaciones activas con agencias bilaterales, intergubernamental y ONG. Con relación a las agencias internacionales, la OMS colabora con otras agencias del sistema de naciones unidas, como unicef, unesco, fao, pnud, acnur, fnuap y otras. También colabora con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que existe desde el año 1902 como institución de colaboración sanitaria en las Américas, y que actúa al mismo tiempo como oficina regional de la OMS en esa región. Por otra parte, la colaboración de la OMS con el banco mundial se ha estrechado en los últimos años y a partir de 1994 se ha sistematizado a través de la participación de personal técnico de la OMS en la preparación, supervisión y evaluación de proyectos de Banco en diferentes países; y a través de una colaboración global que potencia el entendimiento internacional en áreas de salud, nutrición y población (Santamaría 1998:66). Al mismo tiempo, la OMS, junto con UNICEF, PNUD, FNUAP, UNESCO y el Banco Mundial, es parte de UNAIDS, el programa que coordina el esfuerzo mundial para controlar la diseminación del VIH/sida. En cuanto a la colaboración con las ONG, en la actualidad la OMS mantiene “relaciones oficiales”, según un estatuto consultivo, con casi 200 de ellas. Aunque no existe una línea presupuestaria para este tipo de actividad, muchos programas técnicos de la Organización admiten la importancia de esta colaboración en sus planes de trabajo. Asimismo, cualquier contacto con una ONG local tiene que ser avalado por las autoridades del Estado miembro correspondiente (WHO, 2000). Además, casi 1.200 instituciones sanitarias de todo el mundo colaboran con la OMS en calidad de Centros Colaboradores, conformando así una red inter-institucional creada para proveer apoyo técnico a diferentes programas a nivel local, regional e internacional. Igualmente, existe también colaboración con profesionales a nivel individual, nombrados por la OMS para participar en comités de expertos con los que contribuir al desarrollo científico en diversas áreas de la salud pública. Las actividades de la OMS son sufragadas con dos tipos de fondos: el presupuesto ordinario en el que cada país participa conforme a una cuota fijada cada bienio por la Asamblea Mundial de la Salud, y los fondos extrapresupuestarios. Desde la fundación de la Organización, la proporción de estos últimos ha ido en constante aumento, hasta el punto de que en la actualidad su cuantía es casi equivalente a la del presupuesto ordinario. En el bienio 1998-1999 su presupuesto regular ha sido de 842 millones de dólares y el presupuesto compuesto de aportaciones voluntarias de 956 millones, llegando así a un presupuesto de aproximadamente 1.800 millones de dólares para dos años (PANOS, 1999). Los fondos extrapresupuestarios tienen tres orígenes principales: los propios gobiernos, que desean a veces sufragar de modo preferente ciertas actividades de la OMS, las ONG y las fundaciones. Este mecanismo de financiación ha conducido a la OMS a estrechar sus vínculos con toda una serie de organismos dispuestos a colaborar en el logro de los objetivos de la Organización. En los últimos años, varios de los gobiernos donantes habían dejado de apoyar a la OMS por no estar satisfechos con su actuación y la gestión de la organización (Panos, 1999). No obstante, desde que la Dra. Gro Harlem Bruntland asumió la Dirección General en 1998, muchos donantes y agencias han ido renovando su confianza en la Organización. Ex primera ministra de Noruega y en su día presidenta de la “Comisión Bruntland” (Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, formada en 1983), es la primera mujer en ese cargo desde la constitución de la organización. En su mensaje a la mesa ejecutiva de la OMS en enero de 1999, fijó una agenda global para el desarrollo y sus implicaciones para la Organización: “las grandes inversiones en salud pueden ser una de las formas de mejor relación coste-eficacia para promover el progreso y el crecimiento. Al mejorar la salud en los países empobrecidos, mejorará también su PBI per cápita”. También ha señalado que los cambios verdaderos en la sociedad sólo pueden hacerse cuando se tiene una comprensión de la relación entre la pobreza y la salud precaria: “Existen sólidas pruebas que demuestran que las inversiones en salud bien hechas ayudarán a realizar enormes progresos para salir de la pobreza. Podemos reducir la carga global de las enfermedades de forma drástica. Si logramos esto, millones de personas podrán cumplir mejor sus potenciales, disfrutar de sus derechos humanos legítimos y aunar sus esfuerzos para el desarrollo. El beneficio será de las personas, de la economía y del medio ambiente. Es un proceso complejo pero puede realizarse” (WHO, 1999a) (ver salud y desarrollo). La doctora ha identificado cuatro áreas estratégicas: trabajar más cerca de los países, concentrarse más en obtener mejores resultados en temas de salud, ser más efectivo a la hora de apoyar el desarrollo del sector sanitario y ser más creativo a la hora de crear asociaciones que ejerzan influencia. La necesidad de nuevas asociaciones es significativa, ya que en los últimos años la OMS sufrió un cierto aislamiento, así como desacuerdos con el otro gran protagonista en el ámbito de la salud internacional, el Banco Mundial (Panos, 1999). Bruntland ha fijado como prioritario el establecimiento de unas relaciones más estrechas con el Banco y con la oit, además de un “nuevo diálogo con el fmi”. Asímismo, la OMS está renovando su presencia en la Organización para la Unidad Africana así como en la unión europea. Además de los socios gubernamentales e intergubernamentales, la OMS está dedicando esfuerzos a construir sus relaciones con las ONG y con el sector privado. J. R. y C. Ma. Bibliografía
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