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Enfermedades diarreicasJonatan RapaportEnfermedades caracterizadas por las diarreas como uno de sus principales síntomas, las cuales provocan la deshidratación y la desnutrición como principales efectos nocivos. Constituyen una de las principales causas de la alta mortalidad de niños menores de 5 años en los países en desarrollo, si bien tanto ellas como los efectos descritos pueden ser evitados y paliados con métodos sencillos. La diarrea no es de hecho una enfermedad, sino un síndrome clínico causado por una variedad de etiologías y caracterizado por la expulsión frecuente de heces blandas o acuosas acompañada a veces de vómitos o de fiebre. Los agentes infecciosos (bacterias, parásitos, virus) causan la gran mayoría de los casos. Sea cual sea la causa de la enfermedad, la diarrea precipita una pérdida aguda de líquidos y electrolitos (sales corporales que entre otras funciones retienen los líquidos en el organismo) que lleva a la deshidratación, siendo ésta una de las causas más importantes de mortalidad en países en desarrollo, fundamentalmente entre niños menores de cinco años (ver indicadores de salud). Según estimaciones de la oms[Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,ver ACNUR, Departamento para la Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea, ver ECHO, Comercio justo, Comida o dinero por trabajo,Proyectos/Programas de, ECHO (Departamento para la Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea), INSTRAW (Instituto Internacionalde Investigaciones y Capacitaciónde las Naciones Unidas parala Promoción de la Mujer), Medios de comunicación, OMC (Organización Mundial de Comercio), OMS (Organización Mundialde la Salud), Comité de Ayuda al Desarrollo,ver CAD, Educación sanitaria y promociónde la salud, Emergencia compleja, Economía moral , ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo)], en este grupo de edad se producen anualmente 1.500 millones de episodios de diarrea, que provocan aproximadamente 4 millones de muertes, que suponen más de la cuarta parte del total de muertes en niños menores de 5 años. En algunos países del Tercer Mundo, un niño puede padecer de 10 a 20 episodios de diarrea antes de cumplir los 3 años de edad (WHO, 2000). Además de ser una importante causa de muerte, la diarrea contribuye en gran medida a la desnutrición a través de diferentes mecanismos, como la falta de apetito (anorexia), las alteraciones de la absorción intestinal de nutrientes y las prácticas sociales que privan al enfermo de comida. En el caso de los niños con carencias nutricionales, la diarrea de cualquier causa puede ser el factor desencadenante de una verdadera desnutrición. Además de afectar al desarrollo y al crecimiento normal del niño, la desnutrición aumentará la gravedad, duración y frecuencia de los episodios futuros, pudiendo entrar así en un círculo vicioso desnutrición-diarrea (ver malnutrición). Gran parte de las enfermedades diarreicas se pueden prevenir con un adecuado suministro de agua potable, medidas de saneamiento y una correcta manipulación de los alimentos (ver agua y saneamiento). Además, hasta el 90% de las muertes y muchos de los efectos nocivos sobre el crecimiento causado por las diarreas podrían prevenirse de manera efectiva con métodos sencillos: la rápida reposición de los líquidos, generalmente por vía oral, la alimentación continua y el uso adecuado de los antibióticos para los casos de disentería (enfermedad intestinal caracterizada por la emisión de heces escasas que contienen sangre, moco o ambos). La Terapia de Rehidratación Oral (TRO) está considerada como la mejor manera de prevenir y combatir la deshidratación causada por la diarrea. Ésta consiste en administrar al niño enfermo cantidades importantes de una solución compuesta por agua potable y Sales de Rehidratación Oral (SRO), esto es, una mezcla compuesta por cantidades determinadas de azúcar y sales que evitan que el líquido se precipite con demasiada rapidez por el tubo digestivo, permitiendo su absorción a través de la pared intestinal junto con las sales, a fin de sustituir los líquidos y las sales perdidos con la diarrea. Los paquetes de SRO pueden adquirirse por un precio asequible, no superior a los 10 centavos de dólar, en tiendas, farmacias y centros de salud de casi todos los países del mundo, y a su vez pueden ser reemplazados por una solución casera de agua, sal y azúcar (cuatro cucharaditas rasas de azúcar y media cucharadita de sal disueltas en un litro de agua potable) (UNICEF, 1993:47). También son efectivos los remedios caseros como el agua de arroz el té suave, el agua de coco verde o la mezcla de cereales cocidos y agua, utilizados a partir de los primeros, momentos de la enfermedad. El uso de la TRO, cuya efectividad es conocida desde el principio de los años 70, ha aumentado a partir de los años 80, llegando en la actualidad a ser utilizada en aproximadamente el 73% de todos los casos de diarrea en niños menores de cinco años en el mundo, sea con SRO o con una solución adecuada preparada en el hogar (UNICEF, 1999:105). Su efectividad se ha demostrado por ejemplo en algunas regiones de Egipto, en donde la aplicación de la TRO redujo en un 50% la mortalidad por diarrea y en un 40% la mortalidad global de niños de entre un mes y cinco años de edad (Banco Mundial, 1993:117). No obstante, esta terapia, considerada por la revista The Lancet (1979:300) como “el avance médico potencialmente más importante de este siglo”, aún está lejos de ser aprovechada al máximo. Uno de los principales obstáculos para su difusión ha sido la misma profesión médica por la reticencia de muchos médicos y trabajadores de salud a recurrir a este simple procedimiento. En cuanto al cuidado nutricional, se ha demostrado que los niños que continúan su alimentación (bien alimentados) durante y después del episodio diarreico, tienen mejores resultados y crecen normalmente, aunque pasen por repetidos episodios. El aumento del apetito que prosigue al período de inapetencia tiene que ser correspondido con mayores cantidades de comida por un tiempo equivalente al período de la diarrea como un método efectivo para retomar el crecimiento y para paliar los efectos nutricionales de la enfermedad. También es importante la prevención y la protección que confiere la leche materna. Los lactantes con diarrea se deben seguir amamantando y, si es posible, con mayor frecuencia que antes (UNICEF, 1993:48). La leche materna confiere protección no sólo por contener factores inmunológicos, sino que además evita la exposición a potenciales contaminantes presentes en el biberón y en otras formas de alimentación fácilmente contaminables. Por tanto, el destete con la incorporación de alimentos y líquidos aparte de la leche materna es un momento de alto riesgo de cara a las enfermedades diarreicas (ver lactancia materna). En la actualidad no existen vacunas efectivas contra la amplia variedad de agentes causantes de las diarreas infantiles, a excepción del sarampión, que también provoca a menudo diarreas graves. En consecuencia, la vacunación contra esta enfermedad reduce el riesgo de padecer enfermedades diarreicas. Sólo uno de cada diez casos de diarrea requiere la administración de antibióticos además de la rehidratación oral. Es importante, por tanto, que las madres y los padres tengan la capacidad de reconocer los signos de la diarrea grave o persistente (la que dura 14 días o más) y que tengan acceso a un establecimiento de salud donde el niño pueda ser tratado por personal cualificado, recibir antibióticos y, en caso de necesidad, ser rehidratado por vía intravenosa. En resumen, las enfermedades diarreicas están asociadas al agua de mala calidad y a la falta de medios apropiados de saneamiento, combinada con prácticas inadecuadas de manipulación de los alimentos. La falta de conocimientos y de medios económicos son obstáculos en el acceso a métodos sencillos como la TRO para paliar sus consecuencias. La prevención y el control no son sólo responsabilidad de las instituciones sanitarias, sino que dependen de la voluntad política y de una acción multisectorial en la que la educación y el desarrollo de infraestructuras adecuadas son fundamentales. J. R. Bibliografía
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