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EvaluaciónMíchel SabalzaFunción que consiste en hacer una apreciación, tan sistemática y objetiva como sea posible, de la eficiencia, eficacia, impacto, pertinencia y viabilidad, así como de la concepción, realización y resultados, de un proyecto, programa o conjunto de líneas de acción, a la conclusión de éstos. La evaluación, sea en el marco de la gestión del ciclo del proyecto o fuera de él, cumple dos funciones básicas: a) Es un instrumento de aprendizaje para mejorar futuros proyectos, programas o políticas de cooperación para el desarrollo, y b) es un instrumento para la difusión entre autoridades públicas y población en general de la actividad desarrollada. La evaluación se diferencia del seguimiento en que todas las actividades de la primera están orientadas al establecimiento de unas valoraciones, conclusiones y/o recomendaciones relativas al proyecto o a futuros proyectos, formuladas por quien realiza la evaluación y, por lo tanto, conlleva una necesaria carga de subjetividad. Por el contrario, la función del seguimiento se limita a la constatación del grado de cumplimiento de los resultados y objetivos previstos en el proyecto. Esta diferencia es la que confiere un carácter de tipo más didáctico a la evaluación, mientras que el seguimiento tiene un carácter más próximo a una herramienta para la gestión. Dependiendo del momento en que se haga, se pueden considerar tres tipos de evaluación: Ex ante, previa al inicio de la ejecución del proyecto: útil para considerar la conveniencia de poner en marcha un proyecto o descartarlo. Continua, durante la ejecución del proyecto: adecuada para garantizar que se está trabajando en la línea correcta o en caso contrario tomar las medidas correctoras que sean oportunas. Ex post, una vez finalizado el proyecto: un año o dos después de concluido el proyecto se puede ver cuál es la situación alcanzada y los distintos factores que la explican. De este tipo de evaluación se pueden extraer conclusiones muy útiles para planificar intervenciones futuras. Igualmente, dependiendo de quién la realice, se pueden considerar dos tipos diferentes de evaluación: Autoevaluación, en la que tiene un papel protagonista la participación de la comunidad beneficiaria al decidir qué se evalúa, cómo se evalúa y ser miembros de esa comunidad quienes hacen la evaluación. Entre las ventajas de esta forma de evaluación hay que destacar la facilidad con que la comunidad se apropiará de sus resultados, así como la exhaustividad con que analizarán los hechos que verdaderamente preocupan o interesan a la población. Entre los inconvenientes hay que destacar el hecho de que no queda plenamente garantizada la objetividad de la evaluación al ser sus ejecutores parte interesada. Evaluación externa, realizada por una persona conocedora de las técnicas de evaluación que ha sido ajena a la identificación, formulación y ejecución del proyecto. Normalmente la evaluación es encargada por la entidad financiera o la ejecutora, al tiempo que en ella se pretende garantizar la objetividad de los análisis y propuestas realizadas, así como centrar la atención en aquellos aspectos que más interesen a quien encarga la evaluación. Entre los inconvenientes hay que citar el escaso plazo de tiempo que normalmente suelen tener estas evaluaciones, lo que dificulta la profundización en aspectos que pueden ser importantes, y la dificultad para que la comunidad beneficiaria entienda y aplique las conclusiones y recomendaciones de la evaluación. Antes de iniciar el proceso de evaluación es necesario que quien tiene interés en que se realice escriba los Términos de Referencia (TdR) de la misma. Desde el enfoque de gestión del ciclo del proyecto se plantea el siguiente formato base para los TdR: 1. Introducción: explicación de las razones que han dado lugar a decidir la realización de la evaluación. 2. Objetivos del estudio: si en el punto anterior se explica por qué se hace la evaluación, en éste hay que describir para qué se hace. 3. Antecedentes y contexto del proyecto a evaluar: descripción de los orígenes, objetivos, resultados, estrategia y todo aquello que ayude a caracterizar el proyecto. 4. Cuestiones que deben estudiarse: indicación de los puntos que son de especial relevancia para la entidad que solicita la evaluación, y por lo tanto sobre los que deberá centrarse quien la realice. 5. Plan de trabajo: sugerencia de una metodología de trabajo, mención de las entidades más importantes relacionadas con el proyecto y enumeración de las fases en que se dividirá la evaluación. Normalmente estas fases son: a) estudio de la documentación que describe la vida del proyecto hasta la fecha; b) visita y entrevistas en el terreno, y c) redacción, presentación y discusión del informe de evaluación. 6. Experiencia requerida: descripción del perfil profesional de la persona o personas que realizarán el trabajo de evaluación y, en caso de ser más de una, quién actuará como cabeza del equipo. 7. Informes: indicación del contenido mínimo que tendrán los informes (borrador de índice), qué extensión máxima, cuántas copias se harán, en qué idioma se redactarán y a quién se entregarán. 8. Duración del estudio: plazo límite para la presentación de los informes de evaluación. En base a la información incluida en los TdR, y conociendo el presupuesto máximo asignado para la realización del trabajo, las personas interesadas enviarán su propuesta detallada a la entidad que encarga la evaluación, quien seleccionará la que considere más conveniente. En lo relativo a los modelos de evaluación, el más extendido en su uso, adoptado por múltiples agencias de cooperación, se divide en cinco componentes y distintos factores de desarrollo. 1) Componentes de un proyecto Los componentes son los aspectos que con carácter sistemático se han de tener en cuenta en toda evaluación, si bien, dependiendo del sector en que se encuadre el proyecto evaluado, unos tendrán más importancia que otros. Los componentes son: a)Eficiencia: Se trata de relacionar los resultados tangibles obtenidos con los costes unitarios de dichos resultados y comparar la opción elegida por el proyecto con otras posibles. La mayor dificultad del análisis de la eficiencia estriba en identificar otros costes (de los mismos insumos utilizados o similares) que sirvan de referencia para establecer comparaciones. b)Eficacia: Constatar hasta qué punto se ha logrado el Objetivo Específico del proyecto como consecuencia de los resultados establecidos por el mismo. Para poder evaluar la eficacia de un proyecto es necesario que el Objetivo Específico y los resultados estén formulados con precisión y tengan asociados sus correspondientes indicadores. c)Impacto: Consiste en hacer un análisis de las consecuencias, positivas y negativas, previstas o no, que ha tenido el proyecto en los diferentes ámbitos de la vida comunitaria y del entorno donde se ha realizado. Éste es el componente de evaluación que normalmente requiere más tiempo y es más difícil de realizar. Esta dificultad se deriva del hecho de que la comunidad ya tiene sus propias dinámicas internas y relaciones externas (con otras comunidades, mercados, etc.), habitualmente complejas, antes de iniciar el proyecto. En estas condiciones es difícil y arriesgado atribuir al propio proyecto la responsabilidad de nuevas situaciones que han podido ser creadas más allá de los componentes puestos en marcha por el citado proyecto. d) Pertinencia: La pertinencia de un proyecto se valora interrogándose en dos direcciones: ¿Era éste el mejor de los proyectos que se podían haber realizado? ¿Estaban bien identificados sus objetivos? y, mirando hacia el futuro: a la vista de la situación alcanzada, ¿es conveniente mantener, modificar o abandonar la línea de trabajo trazada? Para valorar la pertinencia de un proyecto es necesario tener un conocimiento profundo sobre el contexto más amplio, comarcal, regional e incluso nacional, en el que se desenvuelve. e) Viabilidad: La viabilidad es una cuestión que siempre responde a la misma pregunta: ¿Se dan las condiciones necesarias para que los logros del proyecto se mantengan indefinidamente en el futuro sin ayuda externa? La respuesta a esta pregunta depende de una variedad tal de factores que resultaría prácticamente imposible de sistematizar. Esto depende fundamentalmente del sector al que pertenezca el proyecto: para uno de tipo productivo la viabilidad dependerá de aspectos económicos; para uno de suministro de agua dependerá de la organización y la capacitación; para otro de microcréditos la gestión será fundamental, etc. Precisamente por esta amplitud de factores, el análisis de la viabilidad deberá considerar todos los elementos y aspectos inherentes al proyecto evaluado. Si observamos las distintas definiciones que se han dado de estos cinco componentes de evaluación, podemos comprobar que guardan una estrecha relación con la columna de Lógica de Intervención de la Matriz del Planificación del Proyecto en el enfoque del marco lógico. Las distintas partes de esta columna (más la correspondiente a insumos) se representa en la siguiente gráfica, destacando cuáles son los elementos que relacionan los componentes. La eficiencia relaciona los medios dispuestos por el proyecto con los resultados que se alcanzan. La eficacia fija su atención en el logro del Objetivo Específico como consecuencia de unos resultados alcanzados. El impacto nos sitúa en los niveles superiores de la intervención, analizando los efectos más generales del proyecto. La pertinencia __contemplan los efectos del proyecto (al margen de las actividades o medios utilizados), preguntándose por la oportunidad de la intervención y por las futuras líneas de trabajo a la vista de la situación alcanzada. La __viabilidad __analiza las posibilidades de que el proyecto se mantenga en el futuro una vez cese la ayuda exterior, considerando todos los elementos que lo integran. En el ámbito de la cooperación para el desarrollo, los conceptos de viabilidad y sostenibilidad se suelen utilizar indistintamente, aunque en ciertas ocasiones el primer término se relaciona más con aspectos de tipo económico y el segundo con otros de tipo técnico, formativo, etc. 2) Factores de desarrollo Estos cinco componentes, que han de considerarse con carácter sistemático en las evaluaciones, se pueden desarrollar proyectando cada uno de ellos sobre diversos __factores de desarrollo. Habitualmente se establecen siete factores de desarrollo sobre los que debe centrarse el análisis de la viabilidad, aunque también es útil (en distinta medida dependiendo del tipo de proyecto) relacionarlos con los otros cuatro componentes de la evaluación. Estos factores de desarrollo son: a) Políticas de apoyo: todos los proyectos se desarrollan en un contexto en el que hay otras organizaciones, públicas o privadas, locales, nacionales o internacionales, con un plan de trabajo en la zona. A través de este factor de desarrollo se trata de saber si el proyecto evaluado colabora, se opone o es neutral en relación a dichos planes de trabajo. b) Aspectos institucionales: cuando se pone en marcha un proyecto de desarrollo siempre se hace imprescindible aumentar la capacidad[Capacidad de absorción, Capacidades, Análisis de Capacidadesy Vulnerabilidades] de gestión de los receptores. Esto es válido tanto para un comité campesino de comercialización, como para una municipalidad o un ministerio, dependiendo del proyecto de que se trate. En este sentido es relevante considerar como factor de desarrollo central las medidas adoptadas para que las instituciones (o grupos) correspondientes sean capaces de asumir y gestionar el proyecto de manera adecuada. c) Aspectos financieros y económicos: estos aspectos sí guardan una relación más directa con la viabilidad que con los otros cuatro componentes de evaluación. En líneas generales se pueden hacer tres tipos de análisis: – Viabilidad financiera: para los proyectos que incluyen alguna inversión que implica unos costes de mantenimiento y de amortización. Básicamente se trata de determinar si esos costes se pueden cubrir con los recursos financieros que están o estarán disponibles. – Coste Eficacia: aquí la unidad de beneficio se mide en términos de “número de beneficiarios”, “número de vidas salvadas”, etc. La cuestión es determinar si se podrían haber alcanzado resultados similares a un coste menor, o si se podrían haber reducido los costes para alcanzar esos mismos resultados. – Coste Beneficio: para los proyectos de tipo productivo en los que se espera algún beneficio monetario por el desarrollo de una actividad comercial. En este tipo de análisis lo que se considera es la rentabilidad esperada de una inversión, esto es, si los ingresos esperados cubrirán los costes de producción estimados y serán suficientes para repetir indefinidamente el ciclo productivo. - Factores tecnológicos: una definición de tecnología es: “Conocimiento sistemático aplicado a la elaboración de un producto, a la utilización de un proceso o la realización de un servicio, así como las técnicas administrativas y de mercadotecnia involucradas”. Ésta es una forma más amplia (que incluye la actividad de capacitación) y realista de concebir la tecnología, que habitualmente se asocia solamente a maquinarias o a ciertos procesos de ingeniería. Considerado ese concepto según la definición dada, quien evalúe puede aplicar los cinco componentes de evaluación a este factor de desarrollo (ver cooperación técnica; tecnología apropiada). - Aspectos socioculturales: los proyectos de cooperación son como islas de desarrollo en un entorno de pobreza. Visto de esta manera es fácil suponer que tales proyectos pueden alterar las relaciones sociales, de poder o de control de los recursos existentes con anterioridad al proyecto (ver redes sociales; empoderamiento). El evaluador debe analizar de qué manera han variado esas relaciones y también si la comunidad ha hecho suyo el proyecto apropiándose de él, de modo que se pueda esperar que una vez se retiren los donantes asuman su gestión con la suficiente dedicación e interés (ver sostenibilidad). - Género y desarrollo: para la evaluación de este factor de desarrollo es conveniente contrastar los cinco componentes mencionados más arriba en relación con el papel desempeñado por hombres y mujeres en el ámbito de lo productivo, lo reproductivo y lo comunitario, distinguiendo en cada uno de estos tres casos las necesidades prácticas de las estratégicas (ver género, roles de; género, intereses y necesidades de). - Aspectos medioambientales: en este punto se trata de analizar en qué manera se interrelacionan los usos de recursos y las actividades comunitarias con el entorno natural en el que se desarrollan (ver mujer y medio ambiente; refugiados y medio ambiente; titularidades medioambientales). Estos siete factores de desarrollo son los que de manera más frecuente se ven afectados por los proyectos de cooperación, pero es decisión del evaluador determinar cuáles serán los más relevantes en cada caso o si es necesario incluir alguno más. M. S. Bibliografía
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